EL PAPEL DEL ABOGADO: SEGUNDA PARTE (FUNCIÓN DE NEGOCIACIÓN O MEDIACIÓN)

Aún cuando algunas ramas del derecho (Derecho Mercantil, Derecho laboral), contemplan dentro de su cuerpo normativo las figuras de la mediación y la conciliación en la realidad son poco utilizadas como mecanismos efectivos de solución de conflictos.

Nuestra intención en este caso no es el análisis de estos mecanismos de solución institucionalizados, sino sugerir la conciliación y la mediación como actividades inherentes a la función del abogado, esta función es de carácter informal puesto que no necesariamente se hace dentro de un juicio propiamente. En la realidad, la negociación le funciona a muchos abogados como una alternativa a la solución de conflictos, y así le evitan a su cliente la intervención en un juicio largo y tedioso.

Los abogados sabemos que tan complicado esta el asunto planteado ante nosotros; ya sea de viva voz por nuestro cliente o al momento de leerlo en el expediente. Y por supuesto, sabemos también, que es lo que se puede hacer al respecto, también lo que no se puede hacer.

Es en este momento, cuando el abogado, a través del análisis respectivo puede decirle a su cliente las posibles soluciones, y en un momento dado, si la situación lo amerita, plantearle la posibilidad de entablar una negociación con la contraparte, de tal manera que pueda evitarse un juicio.


En este momento, algunos abogados (pseudoabogados), tienen la costumbre de aprovecharse de su cliente prometiéndole resolver su asunto pagándole determinada cantidad de dinero por sus servicios, esto a sabiendas que en la realidad no le van a resolver nada. Esto va en detrimento del cliente porque al final paga los servicios de un mal abogado y termina perdiendo el juicio. Y si le sumamos, que en el foro de abogados hay una cultura muy arraigada por el litigio, porque así se han formado en las aulas y en la práctica, esto los lleva a creer que una negociación es algo que no les conviene, desestimando otras alternativas de solución de un conflicto.   

Desde el punto de vista del actor, se puede pensar que en una negociación no verá satisfechas todas sus pretensiones, pero si se analiza los inconvenientes de un juicio en comparación con los beneficios de una negociación puede resultar positivo para el actor este tipo de soluciones.

Desde el punto de vista del demandado, evidentemente este tipo de negociación le otorga un margen de maniobra y poder resolver satisfactoriamente el problema en que se encuentre, y así poder cumplir con las pretensiones que el actor le requiere, y en muchas ocasiones, en la negociación, el actor cede en sus pretensiones.                    

Los presupuestos para una negociación son:

 

   a)La voluntad de las partes en conflicto para llegar a un acuerdo. Puesto que si no hay voluntad no se puede evitar un juicio.

 

   b)La voluntad de los abogados o representantes de las partes en conflicto, en muchas ocasiones, curiosamente, son los abogados quienes ponen trabas para que las partes arriben a una negociación, ¿Por qué? , razones hay muchas, pero fundamentalmente es por cuestiones económicas, por ejemplo: si su pago es un porcentaje del asunto, obviamente que va a querer llegar hasta el final, etc. aún cuando su cliente tenga la voluntad de llegar a un acuerdo.

 

   c)Que el acuerdo o negociación no esté en contra de las leyes o sea ilegal. Debemos de entender  de antemano que no todo es negociable ya sea por la ley o por cuestiones morales.

 

Las etapas de la negociación:

a)  Antes del juicio.- Esta etapa se caracteriza porque no existe el juicio como tal, puesto que se plantea como una alternativa de solución donde las partes toman acuerdos en común en relación a sus pretensiones, y se evitan la participación en un juicio.

     

b)  Durante el juicio.- En esta etapa, el juicio ya existe y vincula a las partes en un proceso jurisdiccional, pero aun esta etapa las partes pueden llegar a un acuerdo, en muchas ocasiones dicho acuerdo se lleva ante la presencia del Juez para que tenga fuerza vinculativa para la partes.     

Como pudimos darnos cuenta el abogado puede auxiliarnos como un profesional con la capacidad suficiente para evitar un juicio largo, tedioso y costoso.

Finalmente quiero terminar con una frase coloquial que en muchas ocasiones cobra vigencia: “más vale un mal acuerdo que un buen pleito”.